Amarla y respetarla hasta que el carnicero les separe
El dueño del animal relató que la noche del 13 de febrero escuchó un ruido cerca de su casa, y al salir descubrió al acusado fornicando con su cabra. Llevó su caso al consejo de los sabios que han resuelto este caso obligando al pervertido a pagar una dote por la cabra, por hacer uso de ella como si fuera su mujer.
La decisión de los mayores fue la siguiente: si el vecino del señor Alifi había disfrutado de la cabra como si fuera su esposa, sería su esposa. Por lo que le condenaron a casarse con ella. Y como toda futura novia que se precie, tendría que entregarle una dote de unos 50 dólares al orgulloso propietario del animal, este declaró: “Nos tuvimos que desprender de la mejor cabra que teníamos, pero nos alegra que al fin ella pueda estar junto con su amor”.
Ya no queda sino alegrarse por la feliz pareja y desearles que todo siga tan bien como hasta ahora: “Le di la cabra y hasta donde yo sé los dos siguen juntos”, concluye Alifi. Esperemos que nada interfiera en su amor.